
Tampico, también conocido como “el puerto jaibo”, podría quedarse sin la especie que le aportara dicho apelativo.
Mucho se ha especulado respecto a la desaparición del crustáceo tan representativo de la región. Sin embargo, quienes han constatado la problemática de cerca han sido pescadores y ambientalistas del sur tamaulipeco.
El presidente de la Asociación Mediadora para el Bienestar Inteligente, Ecológico y Normado de Tampico, Altamira y Cd. Madero (Ambientam), Miguel Ángel Verástegui Cavazos, aseguró que “la jaiba, sobre todo la azul, es muy preciada por su sabor y su carne, es una fuerte industria en las costas del Golfo de México, en el Pacífico y en el Caribe. Pero sí hay mucha merma en la zona”.
Con relación a esta problemática detalló que anteriormente había una planta hidroeléctrica cuyo funcionamiento oxigenaba la laguna, ya que de ella emanaban sobrantes de agua potable que corrían hasta el perimetral.
“Esos sobrantes corrían hasta la Laguna del Carpintero y ahí salía al Canal de La Cortadura, había recirculación de agua y eso favorecía su llegada, ahí eso es lo que falta, oxigenación”, precisó nuestra fuente.
La baja presencia en mares y ríos señaló el ambientalista tamaulipeco obedece a malas prácticas humanas, tales como la contaminación y la invasión de sus hábitat sin un análisis o control adecuado.
“El reclamo de los pescadores va ligado a la industria de Altamira, le atribuyen la caída del producto a un dictó que se introdujo en la parte norte del puerto, los del Barranco, Morón, Lomas del Real y de otras partes señalan que antes obtenían 350 kilos en una salida, ya no pasan de 50 kilos de pescado, camarón y jaiba”, remarcó el especialista.
CAMBIO CLIMÁTICO Y DEPREDADORES
A esta condición se suman los efectos del cambio climático como una “cuestión natural”, donde las temperaturas anormales y la llegada de especies como el pez diablo también han contribuido a modificar los ecosistemas, ahuyentando a la fauna típica del sur de Tamaulipas.
A la par, las sequías han incrementado el uso de agroquímicos, pero cuando llueve todo eso se escurre hasta los ríos y lagunas, y eso mata a los animales”, comentó Verástegui Cavazos en entrevista con El Sol de Tampico. Lamentó que los mantos acuíferos ya están demasiado contaminados y saturados de heces fecales, petróleo y otros residuos, imposibilitando el regreso de las especies endémicas.
LAS GRANJAS COMO SOLUCIÓN
Pese a este panorama por demás sombrío aún hay esperanza para que Tampico y la zona conurbada sigan siendo distinguidos y recordados por sus jaibas.
“Sí hay solución y es algo que está muy de moda, las granjas acuícolas. Ya hay muchas y no se dedican solo a las jaibas, sino al jaibón o también conocido como la jaiba azul; es un ejemplar que tarda hasta 10 meses en crecer, pero es de 20 centímetros y su docena supera los 450 pesos”, describió.
Debido a que para los cooperativistas ya no costea salir al mar y la fauna marina es cada vez más escasa, la solución es criar a los animales para su consumo, cuidando su alimentación y aunque se trata de una inversión costosa, es un negocio redondo, puesto que hay demanda del producto, “estuvimos en Altamira trabajando en un proyecto y cuando todavía no estaba listo ya había gente que quería comprarlo”.
El investigador y ambientalista declaró que debido a que las cuestiones de saneamientos y remediaciones no favorecen económicamente a los gobiernos, muchas veces son ignoradas. Por lo que el llamado es a la ciudadanía a informarse y hacer lo que esté en nuestras manos para preservar nuestras especies.